4 may 2013

RESEÑO A ANTONIO SOLER. REV. "TERRAL"

En el número 10 de la revista TERRAL  (Málaga) que editan Lola Buendía y Enrique Bodero apareció esta crítica sobre un gran narrador. Hice un repaso sobre otros libros y me centré en "El camino de los ingleses". Os recomiendo vivamente el libro y la película. Tuve la suerte de presentarle en el "Aula de Literatura" de Mérida, allá por el 2007. 

ANTONIO SOLER: UN MAESTRO.


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Con Juan Marsé. 




Este escritor malagueño, nacido en 1956, también ha sido guionista de cine y televisión  y colabora habitualmente en la prensa. Otro proyecto interesante en el que ha colaborado ha sido el volumen colectivo titulado Dieciocho relatos móviles, en ellos aparece el teléfono como canal de comunicación habitual y parte integrante de la literatura. Esta edición limitada reúne firmas tan singulares como Espido Freire, Soledad Puértolas, Juan Manuel de Prada, Rosa Regás, Ana María Moix, Luisa Castro…

Su vertiente más pública es controvertida, algunos críticos consideran que está más preocupado por mantener la tensión en su escritura que por el número de ejemplares vendidos.  Sus obras han recibido buenas críticas... sin embargo ha pasado desapercibido para el público. En la presentación del Espiritista melancólico afirmó “La literatura poco tiene que ver con los números”.


En una entrevista destaca en el panorama de la narrativa actual a Marsé, Caballero Bonald, Luis Mateo Díez… en general. Entre sus favoritos Shakespeare, Dostoiewski, Faulkner y Ana María Matute.

En 1992 escribió un libro de relatos, Extranjeros en la noche, y al año siguiente la novela Modelo de pasión  (que obtuvo el Premio Andalucía). En 1995 escribió Los héroes de la frontera, un itinerario por el lado salvaje de la vida y de la literatura. Un ciego obsesionado por su vecina descubre un asesinato y la chantajea. Su confidente es  un curiosísimo personaje, un escritor fracasado.

Su siguiente libro, Las bailarinas muertas, de 1996 consiguió el Premio Herralde y Premio de la Crítica. Un adolescente recibe cartas del hermano que se ha ido a bailar a un cabaret de Barcelona. Percibe esa vida intensa cargada de falsedades. En palabras de Caballero Bonald se consagra como uno de los mejores escritores de su generación.

En 1999  presentó El nombre que ahora digo y en el 2001 El espiritista melancólico. El siguiente libro, El camino de los ingleses, obtuvo el Premio Nadal en 2004 y fue llevada al cine por Antonio Banderas, con el guión de Antonio Soler .

Combina con maestría diversos registros lingüísticos, equilibra los momentos de violencia con los de mayor ternura y erotismo (tríos, la sugerencia de unas uñas pintadas, un olor…).

Su voz narrativa se inserta en la tradición cervantina y quevedesca (sus juegos dialógicos, sus contrastes, su dominio lingüístico). La predilección por personajes con dificultades físicas o psíquicas (enanos que aparecen en distintas novelas, enfermos mentales…) o la caracterización marcada por un rasgo o comportamiento muy particular nos recuerdan la prosa galdosiana. Rasgos románticos son el enfrentamiento con el mundo, el cumplimiento del “fatum” y el hastío vital (“tedio amargo” que acuñó  Meléndez Valdés).

La descripción de ambientes sórdidos,  canallescos… están en la línea de Valle-Inclán, Cela… Antonio Soler humaniza personajes degenerados, nos muestra sus angustias.

Destacan las descripciones costumbristas: “volvía a mirar al Balito y a las paredes, el almanaque, el altillo con la bicicleta desguazada y las cajas apiladas”, , una tienda denominada “El sol sale para todos”…

La influencia de Marsé es muy marcada en cuestiones de identidad y la importancia del nacimiento…. También en personajes relacionados con Últimas tardes con Teresa : María José la Pija que se va a Barcelona y deja una foto en El camino de los ingleses  ,y el señorito con dinero, Bielsa, en El sueño del caimán.  La recreación de su Málaga natal (aquel “Territorio Soler” que acuñó el periodista José Castro)  tiene que ver con la Barcelona mítica recreada por  Marsé, un marco adecuado para un universo narrativo propio.

El camino de los ingleses contiene fragmentos de gran lirismo, la poesía adquiere un poder similar a la catarsis, salva el recuerdo a pesar del dolor y la melancolía. Dulcifica comportamientos, salva del tedio. Incluso a esa función de la literatura en general parece aludir el narrador: “Al recordar aquel tiempo voy resucitando una parte de mí mismo”. Destaca la visión particular de ese narrador que conoce por lo que se decía en el pueblo, por lo que le han contado muchos años después. Se permite avanzar algunas sensaciones  y cuestionar algunas de sus fuentes.

Nos conmueve ese “poeta que no escribió ningún verso” que identifica la poesía con la Divina Comedia de Dante, un libro que le regaló un señor antes de morir. Por supuesto, enamorado locamente de su “beatrice”.  La intertextualidad es muy marcada en ciertos pasajes, inserta por ejemplo: “Mi deseo estaría satisfecho sabiendo la fortuna que me aguarda”.

En muchas ocasiones aparece la  venganza por la propia intrahistoria de la vida, la pasión a la huida, la reconciliación con el pasado, la marca indeleble de ciertos episodios de nuestra vida, la rebeldía de mantener la libertad…

Sobresale, en ocasiones, la metalepsis o alusión a la propia labor de escritura: “quizá entonces empezara a fraguarse el propósito de vencer aquellas desapariciones y sacar a la luz algún día, más de veinte años después, aquel paisaje del cual empezaba a retirarse el sol… para no volver hasta mucho tiempo después”.

Nos llama la atención su cuidada selección léxica: “realidad líquida”, “auscultando los silencios de la noche”, “olor salado”, “pechos rozando, tenues, contra la camisa blanca –seda, flum-flum, flum, flum, seda-, “amasijo de camisetas”. La plasticidad de sus imágenes resulta llamativa :“llevando plomo y miedo en los bolsillos”

En mi opinión, consigue un universo narrativo diferenciado, una voz peculiar –entre cálida y dura- que cautiva al lector. Tiene conciencia del valor estético que maneja, domina una prosa cuidada, sensorial, sugerente… con muchos contrapuntos tragicómicos de la mejor raigambre.  ha sido calificada por algunos críticos como intensa, exuberante, controlada…

Antonio Soler identifica escribir con respirar, señala que con sus libros quiere aportar una mirada personal sobre el mundo, hacer pensar, vivir otras vidas, conmover…  Ojala, no nos ocurra como a su último protagonista, ojala podamos seguir creyendo en las palabras.





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