5 abr 2012

Lorca en mi recuerdo

EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.


El aire es inmortal, la piedra inerte      
ni conoce la sombra ni la evita.

Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.


Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.


Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.



SONETO DE LA DULCE QUEJA
Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.


Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.


Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.



No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río


con hojas de mi Otoño enajenado.                                                             


EL POETA HABLA POR TELÉFONO CON EL AMOR
Tu voz regó la duna de mi pecho
en la dulce cabina de madera.
Por el sur de mis pies fue primavera
y al norte de mi frente flor de helecho.


Pino de luz por el espacio estrecho
cantó sin alborada y sementera
y mi llanto prendió por vez primera
coronas de esperanza por el techo.


Dulce y lejana voz por mí vertida.
Dulce y lejana voz por mí gustada.
Lejana y dulce voz amortecida.


Lejana como oscura corza herida.
Dulce como un sollozo en la nevada.
¡Lejana y dulce en tuétano metida!


*Aquí un poema musicado por Amancio Prada, también con voz de Miguel Poveda

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